En
determinadas condiciones fragmentos de ADN exógeno o ADN transformante (tamaño
superior a 3 x 105 dalton y longitud comprendida entre 5 x 106 y 15 x 106, que
equivale a 200.000 pares de bases) con estructura helicoidal intacta pueden
unirse a células bacterianas competentes y entrar en su interior. La entrada de
estos segmentos necesita de la presencia de iones de k+, Mg++ y Ca++. El ADN
entra en el espacio periplasmático, entre la pared celular y la membrana
plasmática, allí una endonucleasas corta las dobles hélices en fragmentos de
menor tamaño, posteriormente se degrada una de las dos hélices, de manera que
lo que entra en el citiplasma es ADN de una hélice (monocatenario). Estos
fragmentos de ADN monocatenario o ADN transformante pueden sustituir a fragmentos
de ADN homólogo del cromosoma principal bacteriano mediante un mecanismo
especial de recombinación. La recombinación genética tiene lugar entre el ADN
transformante y el ADN de la bacteria receptora y se detecta por la aparición
de bacterias descendientes transformadas para algún carácter. La existencia de
este mecanismo permite construir Mapas genéticos de transformación.
Concepto
de ligamiento en experimentos de transformación: dos genes o dos marcadores o
dos loci cualesquiera se consideran como ligados cuando van juntos en el mismo
segmento de ADN transformante o exógeno. En este caso, la frecuencia con la que
aparecen las bacterias descendientes dobles transformadas DT (han cambiado para
los dos genes o loci estudiados con respecto a la bacteria receptora) es mayor
que la frecuencia de las bacterias descendientes simples transformadas ST (han
cambiado para un solo gen o un solo locus con respecto a la receptora).
Supongamos
que tenemos una bacteria receptora auxotrofa (a- b-), incapaz de sintetizar los
compuestos a y b. Por tanto, para crecer necesita que se añadan a las medio
dichas sustancias. Supongamos que el ADN transformante o exógeno procede una
bacteria prototrofa (a+ b+) que si es capaz de sintetizar los compuestos a y b,
por tanto, no necesita que se añadan al medio dichas sustancias. Si los dos
genes implicados en la producción de a y b están ligados y van en el mismo
segmento de ADN transformante, podemos considerar tres regiones (I, II y II) en
las que se puede dar entrecruzamiento. Un cuestión importante a tener en
cuenta, es que el número de entrecruzamientos (sobrecruzamientos) a considerar
debe ser siempre par (2, 4, 6, etc.), ya que si se diera un entrecruzamiento,
tres o cinco, el cromosoma principal de la bacteria receptora quedaría abierto
dejando de ser circular. El número de sobrecruzamientos necesario para que
aparezca una bacteria DT es dos, uno en la región I y otro en la región III.
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