A
diferencia de las proteínas, los genes no existen en unidades independientes, sino
que confieren regiones de una molécula de ADN
de gran tamaño. Aunque es posible fragmentar el ADN al azar, es muy
difícil que estas porciones contengan un determinado gen. Así, el purificar un
determinado gen constituyó un verdadero problema hasta la aparición de las
endonucleasas de restricción. Estas
enzimas, que pueden aislarse de bacterias, cortan el ADN de doble cadena en
lugares discretos, definidos por la secuencia de nucleótidos, produciendo
fragmentos de ADN de tamaño definido. Distintas especies de bacterias fabrican
diferentes endonucleasas de restricción y cada una de ellas posee
especificidades de secuencia, siendo relativamente fácil encontrar una
endonucleasa de restricción que libere un fragmento de ADN que incluya un
determinado gen. El tamaño del fragmento liberado puede utilizarse para
purificar el gen de una mezcla. Una vez purificado, puede amplificarse el
fragmento de ADN mediante clonación y determinarse la secuencia de nucleótidos
que se encuentran en la molécula mediante la secuenciación.
Las
endonucleasas de restricción son producidas por un amplio número de bacterias,
a las que las protegen degradando
moléculas de ADN que han sido transportadas al interior de las mismas
por medio de virus. Así, una bacteria puede eliminar una porción de ácido nucleído
viral que ha ingresado a su genoma. Cada
enzima reconoce una secuencia específica de ADN de entre cuatro y ocho nucleótidos.
Cuando estas secuencias son propias del genoma bacteriano están protegidas del
corte por medio de la metilación; cuando estas secuencias se presentan en un
ADN extraño, no se hallan metiladas por lo cual resultan como blanco del ataque
de las endonucleasas. Se han aislado y purificado muchas nucleasas de
restricción de diferentes especies bacterianas y actualmente existen más de
cien de estas enzimas en el mercado. Algunas de las endonucleasas de
restricción cortan el ADN generando secuencias cortas de ADN de cadena sencilla
en los extremos del fragmento. A este tipo de extremos se los conoce como
“adhesivos o cohesivos”, pues es complementario de otra secuencia que genera la
misma endonucleasa en otro fragmento. Los extremos cohesivos permiten unir
fácilmente fragmentos de ADN obtenidos con la misma enzima.
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