En muchas especies lo anterior puede
lograrse con tratamientos con calor de varios órganos in vitro, o de
plantas compuestas, así como con la aplicación de productos químicos (Hollings, 1965). Sin embargo, ciertos virus han resistido todas
las pruebas de erradicación por estos medios y se hacen necesarios otros métodos.
Actualmente la alternativa de más éxito es el cultivo de meristemos apicales,
frecuentemente combinado con quimioterapia o con tratamientos de calor. Cuando
estos métodos son usados, las plantas no solo son liberadas del virus, sino
también de hongos y otros patógenos.
El primer cultivo con resultados
satisfactorios fue el de Morel y Martín
(1952), quienes cultivaron ápices de dalias infectadas con virus y lograron
obtener plantas sana. Morel (1955)
realizó un cultivo meristemático con Cymbidium, Cattleya y Phajus, obteniendo
orquídeas libres de virus, y en 1960 reporta que es necesario hacer ciertas
modificaciones en el medio, ya que géneros como Vlanda y Phalaenosis no
responden favorablemente (citado por
Lecoufle, 1969).
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