En el momento
en que se extraen los explantes enraizados de los frascos, están poco adaptados
a crecer en un invernáculo, ya que estos explantes han enraizado y crecido en
ambientes con una humedad relativa muy elevada y generalmente tienen estomas
(estructuras responsables de regular la transpiración y pérdida de agua en la
planta) que no son completamente funcionales frente a descensos de la humedad
relativa, y por lo tanto demasiado lentos para evitar la desecación del
explante.
Crecer en
ambientes tan húmedos también suele implicar la falta de una cutícula con cera
bien desarrollada, que representa la barrera física para evitar la pérdida de
agua a lo largo de toda la superficie de la planta.
Las plántulas
recién enraizadas son sensibles a los cambios ambientales y esto va a depender
del éxito o el fracaso.
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